Como el cigarro que se consume, así fui consumiendo mi
paciencia y mi fuerza. Aguantando todo lo que venía, estando o sin estar.
Sabiendo responder y sin saber cómo seguir. Intentando levantar mi ánimo y el
de mi estado. Así llegué a sentir que no estaba bien conmigo misma y lo peor,
que tampoco estaba bien con mí alrededor.
Una hostia que me hacía falta y bien gorda me la he llevado.
Cambiar mi vida, mi autoestima y salir del hormiguero que me come cada trocito
de mi cuerpo, de mi ser, de mi espiritualidad tan poco cuidada y dejada.
Sin saber lo que la vida me da, no valorar las cosas y menos
aún lo que realmente importa, uno mismo. Dejar de pensar en los demás y pensar
en lo que quiero. Es mi vida la que sólo voy a vivir yo, nadie más. Crecer como
persona y disfrutar de lo que la vida nos da.
Enamorada de una persona que lo es todo para mí, me llena y
a la vez me entristece. Queriendo ayudarle a salir de ese pensamiento negativo
y a la vez, qué verdadero.
Sentirme fastidiada y a la vez con la necesidad de ayudar
sin parar. Seguir con mi locura, ésta es mi sinceridad, mi manera de ver la
vida hasta que peté. No con ello significa que voy a cambiar mi forma de ser o
mi manera de entender la vida, simplemente no la entiendo.
Quisiera ser una persona equilibrada a la que todo y nada
afectara, pero no, no, no, a mi me afecta hasta el aire que respiro. Tampoco es
eso, pero esta última semana… madre mía, me moría, no literalmente, pero en mi
mente sí, y ella conmigo.
Golpe de calor en el trabajo, puto trabajo de mierda, sin
valorar absolutamente nada. Al día siguiente ansiedad y así durante cinco días,
amargando todo lo que estaba a mi alrededor.
¿La pareja? La pareja chalada perdía que la tengo, aunque no
puedo brindar porque seamos una pareja cuerda.
Una pepita grillo que hay como amiga, a la que en algún
momento he fallado y no he sabido responder. Me ha sacado de mi casita
haciéndome estar como si no hubiera pasado nada, haciéndome sentir viva otra
vez.
Señores, vivid, vivid, pero sobre todo que las cosas fluyan,
no hagáis como yo estos días. Eso es una equivocación y un mal para una misma.
Expresad vuestros sentimientos y afrontemos lo que la vida nos da, las cosas
malas también hay que vivirlas para aprender a llenarlas. Sacar nuestros
miedos.
Nunca es tarde para empezar a ser felices.
No hay comentarios:
Publicar un comentario